lunes, 29 de septiembre de 2008

Talk Talk





- Talk Talk Lyrics

domingo, 28 de septiembre de 2008

¿Leemos las señales de las mujeres?

Sé que tengo la facultad de leer de forma brillante absolutamente todas las señales de las mujeres, las analizó, las sintetizo, les puedo dar vueltas, pararlas de cabeza..., en fin sistematizo las señales y así las hago claras a mi entendimiento; pero sólo cuando el búho de Minerva ya ha alzado su vuelo, es decir cuando ya es demasiado tarde. Cuando sólo nos queda el conocimiento de aquello, aquello ya es una figura muerta para nosotros y tenemos que superarla. Hegel llama filosofía a ese movimiento.
La filosofía nunca ha estado allí para salvarnos.

Los hombres, seres solidarios...


viernes, 26 de septiembre de 2008

Ciudad Ignota




El amor está en cualquier parte,
pero en ninguna está de otro modo.

Martín Adán, poemas underwood

Si tuviera que elegir entre Dakar, Montreal o Vladivostok, elegiría Montreal.
Elegiría Montreal porque en Dakar las retintas musulmanas, durante el reposo amoroso, inoportunas, te miran con los ojos de sus maridos. - Eres el demonio- , me decían, para luego huir, tapándose el vientre, al sentir, repentinamente, su desnudez azulina.
Elegiría Montreal porque en Vladivostok sólo había pálidas bailarinas ojos granates e impúdicos que me veían como un tratante de blancas o, las menos como un joven poeta. En un caso creyeron ofenderme, en el otro halagarme. El frío me ponía melancólico en el sexo, me acordaba de las palabras de mi maestro: “Quienes aman a los saltimbanquis, a las bailarinas y a los juglares están siguiendo la procesión del demonio”.
Elegiría Montreal porque mi patria es la irrealidad.
Elegiría Montreal porque en Dakar sólo hay bellezas hostiles, salvajes, panteras que sólo se calman después de saciar sus apetitos hedonistas, volviéndose por tres días pacíficas e inteligentes. Después sólo nos dejan el aroma.
Elegiría Montreal porque en Vladivostok tenía que tapar mis oídos con cera para no morir con los conocidos hechizos amorosos, - No me dejes sola, sólo a ti puedo amarte- , - En tus brazos lo perdería todo- . Pero yo les daba la vuelta, las sostenía de las patas y les gritaba: aúllen putas.
Elegiría Montreal porque en Dakar fui el primero de sus hombres y en Vladivostok, el último de sus monos.
Elegiría Montreal porque allí está el amor de mi vida, aunque todavía no conozca el color de sus ojos. ¿Serán grises o azules?
Elegiría Montreal porque allí está esperándome la mujer solitaria, inalcanzable, a la que siempre querré porque nunca la retuve, y que, como a toda especie idealizada, espera paciente a que la aligeren de apariencias.
Elegiría Montreal porque ni el amor ni la muerte nos quitará ese lugar que no existe.

César Arellano

jueves, 25 de septiembre de 2008

De por qué me aterran las fiestas



Se sabe desde antiguo que los dioses se aparecen en las fiestas, ya sean grandes o pequeñas. Uno cree que se esta divirtiendo pero los que en verdad lo hacen son ellos, ellos traman en las fiestas los cambios de destinos, ellos urden los "clicks" ( y también los deshacen), para ello sólo les bastan unas cuantas palabras, un gesto, una sonrisa, una mirada que creías inocente o provocadora, no interesa. Y si la estamos pasando realmente bien allí con más ahínco se mostrarán para hacernos recordar que en esa alegría esta el verdadero germen de lo terrible.
Eso siempre pasa, por ejemplo estamos sentados disfrutando de lo más bien una agradable cena, estamos entre viejos amigos y de repente el maestro sin perturbarse nos dice "uno de ustedes me traicionará".Uno se podrá quejar "¡caramba,pero si estabamos comiendo tranquilos!" Pero el mecanismo ya empezó a girar, imparable. Puede suceder también que estas en una fiesta familiar, disfrutando con los tuyos y recordando lo bendecido que siempre has sido en esta vida, cuando de repente se te acerca el viejo guardían de la casa, ya medio borrachito, te abraza y te susurra al oido "tú no eres el hijo de tu padre". Tú no sabes si reirte o tirarle un sopapo, pero lo dejas ir, total es un pobre senil. Termina la fiesta, te despides de la familia y cuando te toca abrazar a tu padre, ya no lo haces muy convencido; tu mente empieza a atar cabos, ya puedes resolver enigmas que antes no descifrabas, podrías ya enfrentarte a la Esfinge. Te sientes abatido pero con un nuevo poder, estas abriendo los ojos y ves. Te das cuenta que en verdad la realidad se te ha revelado y claro, esta no se revela así nomás: estábamos en fiesta.


miércoles, 24 de septiembre de 2008