sábado, 25 de octubre de 2008

Olvida ella

Olvidarme de ti sería como olvidarme de mí misma.
Pero.
A veces las cosas se ponen patas arriba, se te llena la cabeza de
sangre y por un momento, pero sòlo por un breve momento,la
respiración se te hace lenta y entrecortada, fluye dentro de tu
cuerpo un lìquido caliente que tu confundes con el placer. ¿Qué otra
cosa más podrìa ser? Pero al poco rato, inexorablemente te vienen
las arcadas , todo gira y no puedes mantenerte asì por mucho tiempo.
Vertigo. ¿A qué te aferras? Sólo te queda esperar y, aunque no creas
en Dios,rezar para que todo esto pase lo más pronto posible.
Y pasa, siempre pasa. Eso ya lo sabemos.

El problema es que regresas a un estado al que te apuras en
llamar normalidad. Por fin, Dios gracias.
Sì, todo está como antes salvo un detalle: No estas tú en él. Te
miras frente al espejo:
¿Quien soy?

Ya lo estas olvidando.


César Arellano

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